El Congreso y la cuarta transformación

Por: JOSE ALBERTO VAZQUEZ CRUZ

Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Palacio Nacional en 2018 existía la posibilidad de cambios radicales y peligrosos a la constitución como auguraban sus malquerientes, sin embargo, la mesura siempre ha prevalecido en el mandatario y su acento ha sido colocado en reformas estratégicas para ahondar y resguardar los derechos de los que menos tienen.

De las 769 reformas que han sido realizadas a la constitución en su haber histórico, en el período del presidente López Obrador, que va 2018 a la fecha, se han realizado reformas a 49 artículos de la constitución, destacando la reforma al artículo 4º que establece el sistema de salud para el bienestar, el sistema nacional de becas para jóvenes estudiantes y las pensiones no contributivas para personas con discapacidad y adultos mayores.

De igual manera resaltan, la eliminación de la partida secreta de los presidentes; la prohibición a la condonación de impuestos;  la reforma educativa que puso fin a la persecución laboral del magisterio; integrar los delitos de corrupción, abuso de poder y uso de los programas sociales con propósitos electorales como delitos graves que ameritan prisión preventiva oficiosa; la guardia nacional como cuerpo policial con mando civil y la 3 de 3 contra la violencia hacia las mujeres, por destacar algunas de las más relevantes.

Para estas reformas el presidente contó, de 2018 a 2021 durante la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, con el apoyo de 307 diputados federales (Morena 252, PT 44, PVEM 11) y 78 senadoras y senadores (Morena 61, PVEM 7, PT 6, PES 4) de su coalición “Juntos haremos historia”, en ninguna de las dos cámaras se tuvo mayoría calificada, es decir las dos terceras partes de sus integrantes.

Para tener mayoría calificada en la Cámara de Diputados se requieren 334 diputados y en el Senado se requieren 86 senadores.

En la LXV Legislatura, es decir en el período de 2021 a 2024, la coalición “Juntos hacemos historia” cuenta con 275 diputados federales (Morena 201, PVEM 41, PT 33), en el caso del Senado, los números disminuyeron, ahora cuentan con 76 senadores (Morena 60, PVEM 6, PT 6, PES 4).

Esto es importante que se conozca porque la oposición y su coordinadora Xóchitl Gálvez han mencionado que el presidente contó con mayorías calificadas en las cámaras de Congreso para realizar las reformas que quisiera, lo cual es falso.

Para reformar la constitución se requieren mayorías calificadas, por eso reformas de gran calado como la del sector eléctrico o al sistema político electoral no se han podido realizar porque los números y la oposición no lo permiten.

La transformación del país requiere acentuar importantes cambios a la constitución, no sólo de carácter económico y político sino de derechos fundamentales que los tratados internacionales precisan como el derecho humano a la vivienda adecuada o la protección de las personas más vulnerables que usan los servicios financieros y son víctimas de comisiones inauditas o de embargos al margen de la ley.

La coalición integrada por el PVEM, PT y Morena se encuentra en una encrucijada que requiere hacer cálculos importantes para alcanzar los números mágicos de la mayoría calificada.

Deberán hacer un balance muy preciso de su fuerza política y territorial, así como de los alcances de los artículos 54 y 56 de constitución general de la república, los cuales establecen los mecanismos para distribuir los legisladores plurinominales para la Cámara de Diputados y de Senadores respectivamente.

La 4T no se puede dar el lujo de soslayar el proceso de integración de las cámaras, debe mandar a las calles a sus mejores candidatos y cuadros, que a su vez obtengan las mayores votaciones y así calificar de mejor manera para la repartición de curules plurinominales cuyo elemento de evaluación es la suma de la votación nacional emitida, entre más votos obtenga el partido en su conjunto, más plurinominales obtendrá.

La coalición de partidos políticos que forman la 4T deberán hacer un esfuerzo mayúsculo con la ciudadanía para alcanzar su apoyo y como mínimo, cada uno por su lado, obtener el tres por ciento del total de la votación válida emitida para las listas regionales de las circunscripciones plurinominales y así alcanzar legisladores de representación proporcional.

Está en manos de las dirigencias de los partidos hacer esa “ingeniería” electoral para lograr el cometido de tener mayorías solidas en el Congreso de la Unión.

La coalición estará a prueba, los egos, malentendidos y guerritas intestinas deberán superarse por el bien mayor.

La Cuarta Transformación no solo requiere del ejecutivo federal, también requiere del respaldo de sus grupos parlamentarios en el Congreso.

Lo apretado de los números ha propiciado que los procesos legislativos se hayan complicado y por consecuencia llegado a manos del poder judicial, en donde, a la 4T, no le ha ido muy bien.

Así que la 4T no puede obviar ningún elemento, todo lo contrario, debe potenciar sus bastiones si quiere mantener el proceso de transformación, pues la derecha no cejará en su esfuerzo de minar el proceso emprendido por el presidente López Obrador.

Ahora no se trata de una componenda o concesión graciosa como la que efectúo el priismo de los años sesenta como la de López Mateos, no se trata de lograr una representación incipiente para rescatar a la burocracia partidaria; la representación legislativa del movimiento transformador debe afianzar el cambio verdadero de la cultura política, se trata de que los derechos fundamentales como la salud, educación, la vivienda y la paz se logren con solidez y durabilidad.

Con información de Latitud Megalópolis